Fondo
Aunque los médicos suelen medir la concentración sérica de andrógenos en mujeres premenopáusicas que presentan disfunción sexual, y algunas mujeres reciben testosterona o dehidroepiandrosterona como tratamiento si sus concentraciones son bajas, no se sabe con certeza si los andrógenos son determinantes de la función sexual en mujeres en edad reproductiva. Nuestro objetivo era aclarar las asociaciones entre los andrógenos y la función sexual en una muestra comunitaria de mujeres que no acuden a los servicios sanitarios.
Métodos
Se trata de un subestudio del estudio transversal Grollo-Ruzzene, que reclutó a mujeres de entre 18 y 39 años de los estados orientales de Australia (QLD, NSW, VIC). Tras dar su consentimiento, las mujeres completaron una encuesta en línea que incluía el cuestionario Profile of Female Secual Function (PFSF), y a las que no estaban embarazadas, amamantando o usando esteroides sistémicos se les pidió que proporcionaran una muestra de sangre. En el momento de la toma de la muestra, se preguntó a las mujeres la fecha de su último sangrado menstrual. Los andrógenos séricos se midieron mediante cromatografía líquida y espectrometría de masas en tándem y la globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG) mediante inmunoensayo. Se examinaron las asociaciones entre los andrógenos y los dominios de la función sexual, evaluados por el PFSF, en participantes con ciclos menstruales regulares. Tras una regresión lineal univariable (modelo 1), se añadieron al modelo la edad, el IMC, la fase del ciclo menstrual y el hábito de fumar (modelo 2), y después la paridad, el estado de pareja y el uso de medicación psicotrópica (modelo 3).
Conclusiones
De 6986 mujeres que completaron la encuesta en línea (encuestas completadas entre el 11 de noviembre de 2016 y el 21 de julio de 2017), 3698 fueron elegibles y 761 (20-6%) proporcionaron muestras de sangre antes del 30 de septiembre de 2017. De las que proporcionaron una muestra de sangre, 588 (77-3%) tenían ciclos menstruales regulares y se incluyeron en el análisis. Ajustando por edad, IMC, fase del ciclo, tabaquismo, paridad, estado de la pareja y medicación psicoactiva, el deseo sexual se asoció positivamente con la dehidroepiandrosterona sérica (coeficiente β 3-39, IC 95% 0-65 a 6-03) y la androstenediona (4-81, 0-16 a 9-12), y negativamente con la SHBG (-5,74, -9,54 a -1-90), cada modelo explicando menos del 4% de la variación en el deseo. La testosterona (6-00, 1-29 a 10-94) y la androstenediona (6-05, 0-70 a 11-51) se asociaron significativamente con el orgasmo, y los modelos finales explicaban menos del 1% de la variación en el orgasmo.
Se encontraron asociaciones significativas entre la androstenediona (7-32, 0-93 a 13-08) y la dehidroepiandrosterona (4-44, 0-86 a 7-95) y el placer, y entre la testosterona y la autoimagen sexual 5-87 (1-27 a 10-61), y la inclusión de la paridad, el estado de pareja y el consumo de drogas psicotrópicas aumentó la proporción de variación explicada por cada modelo a aproximadamente el 10%. No se observaron asociaciones estadísticamente significativas entre los esteroides 11-oxigenados y ningún dominio del PFSF, ni entre la excitación o la capacidad de respuesta y ninguna hormona. No se observaron asociaciones entre los esteroides 11-oxigenados y ningún ámbito sexual, ni entre la excitación o la capacidad de respuesta y ninguna hormona.
Interpretación
Las asociaciones entre andrógenos y función sexual en mujeres premenopáusicas son pequeñas, y su medición no ofrece ninguna utilidad diagnóstica en este contexto. Se justifica una mayor investigación para determinar si la 11-cetoandrostenediona o la 11-cetotestosterona tienen importancia clínica.
Financiación: Fundación Grollo-Ruzzene.