La vaginitis atrófica posmenopáusica, junto con los síntomas vasomotores y los trastornos del sueño, es uno de los síntomas más molestos de la menopausia.
Sin embargo, muchas mujeres no controlan este síntoma adecuadamente debido a un conocimiento insuficiente de los síntomas o a vergüenza sexual. Con un tratamiento adecuado, muchas mujeres posmenopáusicas pueden experimentar alivio de las molestias, como sensación de quemazón o sequedad vaginal y dispareunia.
Los lubricantes y humectantes tópicos, los estrógenos sistémicos y locales, las testosteronas, las dehidroepiandrosteronas (DHEA) intravaginales, los moduladores selectivos de los receptores estrogénicos y las terapias basadas en la energía son posibles modalidades de tratamiento.
Las terapias con estrógenos sistémicos y locales tratan eficazmente el síndrome genitourinario de la menopausia (GSM), pero están contraindicadas en pacientes con cáncer de mama, para quienes los lubricantes y humectantes deben considerarse el tratamiento primario.
La DHEA intravaginal y el ospemifeno pueden recomendarse para el GSM de moderado a grave; sin embargo, no hay datos suficientes sobre el uso de DHEA intravaginal o ospemifeno en pacientes con cáncer de mama, y se necesitan más estudios.
Los dispositivos basados en la energía, como la terapia láser vaginal, supuestamente alivian los síntomas del GSM; sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. ha emitido recientemente una advertencia debido a complicaciones como el dolor crónico y la sensación de quemazón en la vagina.
En resumen, los médicos deben ofrecer opciones de tratamiento adecuadas e individualizadas en función de los antecedentes de la mujer, la gravedad de los síntomas y las quejas principales.