La pubertad desencadena un periodo de «reorganización» estructural en el cerebro, cuando el aumento de los niveles hormonales actúa a través de receptores para influir en la morfología. Sin embargo, aún no conocemos bien estos procesos neuroendocrinos en el ser humano.
Por ello, el presente estudio longitudinal caracterizó el desarrollo del subcórtex humano durante la pubertad, incluidos los cambios en relación con el estadio puberal (Tanner) y los niveles hormonales (testosterona, dehidroepiandrosterona [DHEA]). Más allá de los patrones normativos de desarrollo a nivel de grupo, también examinamos si las diferencias individuales en la tasa de maduración puberal (es decir, «tempo puberal/hormonal») se asociaban con variaciones en las trayectorias subcorticales. Los participantes (N = 192; exploraciones = 366) completaron hasta tres oleadas de evaluaciones de IRM entre los 8,5 y los 14,5 años de edad. Los padres completaron cuestionarios de evaluación de la etapa puberal en cada oleada, y los adolescentes proporcionaron muestras de hormonas en un subconjunto de oleadas. Se utilizaron modelos de mezcla aditiva generalizada para caracterizar las trayectorias del desarrollo subcortical. Los resultados mostraron que el desarrollo de la mayoría de las estructuras subcorticales estaba relacionado con el estadio puberal, aunque los resultados no eran significativos cuando se controlaba la edad. Los niveles de testosterona y DHEA estaban relacionados con el desarrollo de la amígdala, el hipocampo y el pálido en ambos sexos, y los hallazgos en la amígdala seguían siendo significativos cuando se controlaba la edad. Además, encontramos que la variabilidad en el tempo hormonal (específicamente la testosterona) estaba relacionada con el desarrollo del hipocampo derecho en los varones, con un patrón acelerado de desarrollo del hipocampo en aquellos con mayores incrementos en los niveles de testosterona.
En general, nuestros hallazgos sugieren influencias hormonales prominentes en la amígdala y el hipocampo, en consonancia con la prevalencia de receptores de andrógenos y estrógenos en estas regiones. Especulamos que lo más probable es que estos hallazgos reflejen el importante papel de los procesos adrenárquicos en el desarrollo del cerebro adolescente.